Furtivamente,
y alegando en mi favor el temor a impregnar el relato de un estilo tosco y rudimentario,
me he propuesto sacar de un hermoso lienzo del Renacimiento, una bella escena
bucólica para trasladarla por estas líneas a mi antojo.
Cae la lluvia en forma de un fino
tapiz de organdí, dulce y delicadamente, cubriendo los campos de fragancias
exquisitas. Xīn líng retoza con Bella, una perra amigable y juguetona. Los
árboles, con esa elegancia ilustre que dan los años, susurran al viento que haga
oscilar las gráciles hojas. El coro de los pájaros pone el contrapunto musical al
conjunto. Los Dioses vuelcan su maestría en la naturaleza cubriéndola de obras
de arte
Son
días en que la mente cruza la frontera de lo cotidiano, situándose en un plano
distinto. Como si el cálamo de una pluma fuera deslizando trazos de nuestros pasos
sobre un cuaderno y, al finalizar éste, coincidiera con el fin de un ciclo. Para Xīn líng es
como correr las cortinas de un escenario para abrir las de otro completamente
diferente y paradisíaco.
Entre sienas y amarillos
baila el aire,
voluptuoso,
cubriendo de aromas
y quejidos la tarde.
Precioso texto para relajarse en una tarde de viernes. Hoy necesito lecturas agradables, que he tenido un día y una semana un tanto ajetreados:)
ResponderEliminarBss!
Gracias. La idea de que mis escritos puedan resultar un remanso para el que los lee, me encanta. Pues no soy yo sola la que disfruta escribiendo, alguien, a continuación, lo hace leyendo.
EliminarUn beso
muy bello, Teresa, el baile del aire en la tarde, que, en efecto, la voluptuosea de una bellezza siena.
ResponderEliminarsaludos blogueros
Gracias. Me alegra que te haya gustado especialmente el breve poema.
EliminarUn beso