Cuando se encienden los focos iluminando algo hasta
entonces incomprensible; desde ese preciso
instante, a Xīn líng, se le abren las puertas
a un campo repleto de girasoles, y la mirada vuela cautivada a contemplarlos.
Una nube de zozobra se aproxima silenciosa por los
recovecos de la escuela, cubriéndolos de niebla. Pequeños tornados restallan en
las esquinas, barriendo indicios de sonrisas; y la ansiedad fluye inflexible
por bancos y pupitres. Los exámenes comienzan a tañer las campanas.
Aunque la autora hubiera querido enmascararlo, diciendo
lo contrario (hago aquí un inciso, sin avisar, y a destiempo), a Xīn líng, los exámenes
no le preocupan; son como pequeños retos emocionales. Como el arquero que
ensaya una y otra vez dar en el centro de la diana y, por fin, llega el día de
demostrarlo. Disfruta poniendo en marcha la mente, de la misma forma que, a una
señal convenida, comienza una competición.
La noche anterior al examen, Xīn líng, accede suavemente
al cerebro para relajarse. Las palabras, deseosas de su descanso, y sin intención
de distraerla, musitan palabras de aliento:
La memoria puede ser fugaz y voluble, pero cuando el
entendimiento y la memoria se baten en duelo, gana siempre el primero.
Para mi amigo @Harkonen2
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ResponderEliminarAy quién pudiera conservar esa disposición de apertura hacia la contemplación y, también, hacia el reto intelectual.
ResponderEliminarLa memoria, por otra parte, es un instrumento para ciertos menesteres. Cuando, digamos, se afila demasiado o, mejor, su filo es para corte de un día, su victoria es más una derrota. Esto tardan en comprenderlo aquellos a los que los tornados borran la sonrisa. O nunca lo alcanzan.
Envolver las palabras en mi propia música/ruido es como poner piedras para su comprensión. Pero me alegra que tu observación haya sido tan acertada. No siempre suele pasar. Gracias.
ResponderEliminarDisiento de lo primero que dices, Teresa. No te falta música o, si lo prefieres, ruido. Creo que te lo dije en Twitter cuando nos encontramos allí. Otra cosa es aprender a escuchar la propia voz, que no es fácil. En cuanto al receptor, ha de aprender también a abrir los oídos de la mente a la la música o el ruido del autor.
EliminarAgradezco que me hablen con la verdad. Supe, o intuí, cuando edité el 30º episodio, que algo se estaba quedando en el aire, y lo dejé marchar. No obstante, ha sido bueno hacerlo. Me ha aportado bastante enseñanza.
EliminarAl receptor se le quemaron las resistencias tiempo ha y de esta guisa dificilmente se puede sustraer del ruido cacofónico generado por los troqueladores oficiales del reyno. Lamenta profundamente no saber estar a la altura de un emisor musical tan delicado, cariñoso y generoso que no debería despilfarrar su tiempo e ingenio en aparatos estropeados...
EliminarPero tal es la sed que hasta un blog ha tenido que hacer para poder seguir bebiendo...
Un beso tirado con una ságita directo al nucleo central..."
Agradezco tus palabras, aun sabiéndolas exageradas. Tu música rockera me llega certera, y alimenta sobremanera mi espíritu marchoso. Cada uno tenemos un lenguaje; no minusvalores el tuyo pues es hermoso.
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