martes, 1 de mayo de 2012

29. Vivencias de xīn líng 心灵


Si el tiempo se desorienta y pierde el rumbo. Si se adormece y, en sueños, viaja al Parnaso dejando lapsos al socaire de los vientos. Si desaparece el tiempo, digo, Xīn líng coge un lienzo, o un cartón, o una madera, y pinta.
Antes de acceder a ese mundo mágico, en el que, mediante un aquelarre a plena luz del día, los colores organizan su propia orgía. Xīn lín, se asoma a su interior, y se cerciora del aspecto de sus sentimientos. Recorre su corazón y su cerebro y surge al exterior con la mente cargada de sensaciones, intentando, con deseo contenido,  plasmarlas.
El mundo real desaparece, y se establece entre los sentidos un concierto de opiniones. Como si la vista debiera comprender lo que opina el tacto, y éste a su vez, hacérselo entender al olfato, y todos juntos, ponerse de acuerdo con el cerebro. Todo ello contando con la complicidad del tiempo que sigue agazapado y en suspenso.
Xīn líng, contra su deseo, el transcurso del tiempo le perturba, se le escurre entre los dedos como el agua del manantial que quisiera atrapar y se escapa esquivo. Cierra sus párpados inquietos y se traslada al mundo subliminal de las palabras. Chronos, el Dios del tiempo, la coge entre sus brazos y, volando a través de los días y las noches, susurra generoso las palabras siguientes:
No temas al tiempo. La Luna y el Sol están de tu parte. Vive, haz, disfruta. 

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